La Dra. Julia Perilla y la Hermana Barbara fundan Caminar Latino.
Se lanza el Programa para Jóvenes y Niños.
Se lanza el Programa para Parejas que Conviven con la Violencia.
Caminar Latino se embarca en una dirección estratégica hacia la transformación comunitaria.
Caminar Latino comienza a ofrecer capacitación y asistencia técnica a proveedores de servicios en todo el país.
Se fusionan Caminar Latino y Latinos Unidos por la Paz y la Equidad para constituir una organización de alcance nacional.
Historia Caminar Latino
Caminar Latino fue fundado en 1990 por la Dra. Julia Perilla, una de las expertas e investigadoras más destacadas del país sobre la violencia entre las parejas y la situación de la población latina. La organización surgió en un momento en que la presencia de latinos en Atlanta apenas comenzaba a hacerse evidente.
El programa comenzó a trabajar inicialmente siguiendo las pautas empleadas por la mayoría de las organizaciones en el campo de la violencia doméstica. Se apoyaba a las mujeres y se esperaba de ellas que llegaran a ser autónomas para que pudieran alejarse de los compañeros que las maltrataban. Según ese modelo, las participantes latinas asistían a las reuniones de los grupos y recibían apoyo e información para sí mismas, sin que el programa se ocupara de las necesidades de los demás miembros de las familias. Pronto quedó claro que las mujeres no consideraban de gran ayuda ese enfoque convencional y las participantes comenzaron a pedir al equipo del programa que repensara, con criterios más amplios, los servicios prestados.
En 1993, las mujeres pidieron al personal del programa que creara un programa juvenil para sus hijos (todos los cuales habían sufrido o presenciado actos de violencia en sus hogares), a fin de ayudarlos a comprender su experiencia y a aprender formas de comportamiento no violentas. Dos años después, en 1995, las mujeres solicitaron que Caminar Latino comenzara a ofrecer servicios a sus compañeros violentos, con los que muchas de ellas continuaban viviendo. Todas querían que cesara la violencia, pero muy pocas estaban dispuestas a abandonar su relación. Explicaron que sus compañeros necesitaban ayuda para aprender nuevas formas de comportamiento no violentas y que era necesario que se impartiera también a los hombres esa nueva comprensión que ellas tenían de la naturaleza y la dinámica de la violencia doméstica. Aunque varias personas y entidades expresaron preocupación por que, al trabajar también con los hombres, pudiéramos poner en peligro a las mujeres y los niños. Pero las voces de las mujeres prevalecieron y Caminar Latino estableció un programa de intervención contra la violencia familiar destinado a los hombres, de 24 semanas, certificado por el estado de Georgia.
A partir de 2006, Caminar Latino comenzó a crear programas dirigidos a lograr la segunda parte de su misión, esto es, la transformación de las comunidades. Estos programas se basan en la convicción de que nuestro major impacto en la comunidad consiste en a) crear oportunidades para que las familias reconozcan sus propias fortalezas y las utilicen en formas que les permitan poner fin al ciclo de violencia y b) ampliar la capacidad de la comunidad para hacer frente a ese y a otros problemas sociales. A partir de ese concepto, se establecieron programas para ayudar a los participantes en Caminar Latino a utilizar sus conocimientos y destrezas de una manera que los beneficie a ellos mismos, a sus familias y a su comunidad. Durante los primeros cinco años de esta iniciativa, el enfoque primordial de las actividades de capacitación comunitaria se centró en la investigación que hicieron los participantes juveniles acerca de su experiencia con la violencia y sus recomendaciones sobre la mejor forma de tratar el problema. En 2011 se ofreció a Caminar Latino la oportunidad de adaptar el plan de estudio de formación de líderes comunitarias de Casa de Esperanza para utilizarlo con las mujeres sobrevivientes de violencia que habían recibido servicios de apoyo de Caminar Latino en el pasado. En el 2012, Caminar Latino comenzó a ofrecer capacitación comunitaria y asistencia técnica a otros proveedores de servicios sociales para ampliar su capacidad de ofrecer a la población latina servicios competentes, adecuados a su cultura.
En la actualidad, Caminar Latino es un programa reconocido a escala nacional por su enfoque para hacer frente a la violencia entre parejas íntimas. Como lo hicimos desde el principio, continuamos consultando a las familias y escuchando atentamente su voz.
Historia de LUPE
Bajo la inspiración de un grupo de destacados especialistas que -durante décadas- abogaron por la comunidad latina en su lucha contra la violencia, Latinos Unidos por la Paz y la Equidad (LUPE) nació en 2018 con el propósito de fomentar sistemas y enfoques más liberadores para las víctimas de hechos violentos.
LUPE inició su tarea a fines de abril de 2018 como fruto del encuentro entre la Directora Ejecutiva de Caminar, Jessica Nunan, y Ruby White Starr, oportunidad en la que analizaron cómo se conceptualizó, activó e institucionalizó el poder en las organizaciones, el fenómeno de la violencia contra las mujeres y la sociedad estadounidense en general. Tras dejar los puestos que ocupaban, Ruby, Olga Trujillo y Pierre Berastain decidieron compartir su visión de crear una organización nacional orientada a transformar la forma de hacer las cosas. Gracias a estos intercambios de ideas, salieron a la luz valores e intereses comunes para formar una entidad nacional contra la violencia liderada por latinos, comprometida en descentralizar el poder, incluir a todos los miembros de la familia en las respuestas y soluciones, y resistir frente a los mecanismos sutiles pero omnipresentes que llevan a la marginación de los latinos y otros individuos y comunidades culturalmente específicos dentro de las organizaciones, sistemas y sociedades. A fines de mayo de 2018, Patricia Moen, que también dejó su cargo atraída esta visión, sumó sus esfuerzos. Llegado junio de 2018, estos pioneros abrieron las puertas de LUPE tras haberla constituido, recibido la aprobación para la junta y suscripto algunos contratos.
Aunque LUPE se lanzó en junio de 2018, ya desde la década de 1990 sus fundadores tomaron la delantera para aunar esfuerzos y hacer un trabajo similar con Caminar Latino, con un amplio alcance a escala nacional. Por ejemplo, en 1997, mientras trabajaba en un programa convencional, Ruby conoció a la Dra. Julia Perilla, quien -a pesar de las críticas- había implementado prácticas y enfoques de investigación culturalmente receptivos. La Dra. Perilla se convirtió en mentora de Ruby, quien continuó su camino en la Junta Directiva de la Alianza Nacional Latina para la Eliminación de la Violencia Doméstica, la organización nacional latina de lucha contra violencia doméstica más prominente de su tiempo. Los proyectos nacionales incluyeron el trabajo con Olga, quien -como Directora de la División de Proyectos Especiales de la Oficina para Víctimas del Delito- supervisó el trabajo de una iniciativa multisistémica a gran escala de la que participaban varias agencias federales bajo la conducción del Consejo Nacional de Jueces de Tribunales de Menores y Familia, donde trabajaba Ruby y la Dra. Perilla actuaba como asesora. Además, como colegas y desde 2011, la Dra. Perilla y Patricia Moen compartieron distintos espacios en Casa de Esperanza, donde muchos fundadores incluido Pierre Berastain, quien pasó a dirigir la Oficina de Prevención y Respuesta a la Agresión Sexual en la Universidad de Harvard- lideraron iniciativas similares. Estos y otros intercambios y tareas posteriores llevaron a los fundadores de LUPE a darse cuenta de que podían combinar sus esfuerzos e intereses nacionales con los locales para darles raíces y alas, y establecer una organización en la que el liderazgo fuera autoorganizado en lugar de mantenerse en una estructura jerárquica de gestión.
Con ese espíritu, nació LUPE para elevar las historias y la visibilidad de las sobrevivientes y las comunidades afectadas por la violencia doméstica, la agresión sexual y la trata de personas en todo el país y para erradicar las condiciones estructurales y sociales que son el caldo de cultivo de esta violencia. Algunas de las estrategias que utiliza LUPE para cumplir con esta misión son: aumentar la conciencia pública, promover políticas públicas y brindar capacitación y asistencia técnica (AT). LUPE no hubiera sido posible sin sus primeros promotores, y vaya un agradecimiento especial a Nancy Smith, al Instituto Vera de Justicia y a Lonna Davis de Futuros sin Violencia, cuya colaboración fue fundamental para que LUPE sea hoy una realidad.